miércoles, 4 de marzo de 2009

SITUACIÓN


La VILLA DE TEJEDA es un pueblo alto‑ extremeño, situado al Nordeste de la provincia de Cáceres. Se encuentra en la carretera Comarcal EX- 203, dista 22 Km. de Plasencia; pertenece al Partido Judicial de esta Ciudad, y forma parte de la Comarca de La Vera, como dice en sus últimos versos Doña Gregoria Collado: “TEJEDA, donde empieza / de La Vera el primor”, lo que nos sugiere titular al pueblo con el eslogan "Umbral de La Vera".

Podemos calificar a la Villa con el apelativo de “APACIBLE”. como lo hace el insigne escritor don Valeriano Gutiérrez Macías.

La extensión de su término municipal es de 5.013 Has., y la po­blación es de 975 vecinos.

Al Norte se levanta la Sierra del Piornal y el Cerro Peñalba. Disfruta de un clima templado, y reinan los vientos del Norte y Este.

Su término se encuentra bañado por el río Tiétar, que forma su límite meridional, y por las gargantas de Gargüera, la de Pasarón y la de Tejeda, la cual viene de Arroyomolínos y continúa después de la Junta hasta el Pantano.

Limita al Norte con el término de Arroyomo1inos de La Vera, al Este con el de Pasarón, al Sur con el río Tiétar y el término de Malpartida de Plasencia y al Oeste con la garganta de Gargüera y el término del citado pueblo.

Además, el 2 de Julio de 1916 en la Gaceta de Madrid aparece un real decreto aprobando la reforma propuesta por la Real Sociedad Geográfica cambiando la denominación de algunos pueblos de España para evitar, según ellos, "la extraordinaria y lamentable confusión" con otras localidades del mismo nombre. Y de esta manera es publicado:" Tejeda, partido de Plasencia, se llamará Tejeda de Tiétar". Creemos que sin mucho fundamento añadieron esa coletilla al nombre histórico de TEXEDA - TEJEDA.

También se inaugurará próximamente el monumento de Emilio González Núñez, dedicado al pueblo, que se llamará "Tejeda, puerta y umbral de La Vera". firma: La Micaela, revista local.

HISTORIA






El escudo de la Villa condensa en los símbolos que contiene la Historia del pueblo:






En el mantel inferior se representa un tejo, en latín “taxus”, árbol sagrado de los Celtas, de hoja perenne, de donde deriva la etimología del nombre TEJEDA, como señala Joan Corominas en su Diccionario Crítico Etimológico de la Lengua Castellana. Fue el 2 de Julio de 1.916, en la Gaceta de Madrid cuando se publica un real decreto aprobando la reforma propuesta por la Real Sociedad Geográfica cambiando la denominación de algunos pueblos de España para evitar, según ellos, "la extraordinaria y lamentable confusión" con otras localidades del mismo nombre. Y de esta manera queda redactado: "Tejeda, partido de Plasencia, se llamará Tejeda de Tiétar". Creemos que sin mucho acierto añadieron esa “coletilla”, al nombre histórico de TEXEDA ‑ TEJEDA.






Esta remota procedencia es avalada por los restos arqueológicos encontrados en las proximidades de la Villa, por lo que podemos deducir que en las cercanías hubo un asentamiento romanizado, todavía sin localizar. Prueba fehaciente de esta conclusión es la lápida de piedra granítica de 87cms. de alta por 38 cm. de ancha que se halla empotrada en el muro sur de la iglesia. Se trata de un ara votiva dedicada en honor de las divinidades, según José María Domínguez, Selais Duillas, diosas protectoras de la vegetación; aproximadamente se puede fechar en el siglo II. Recordemos que los niños de muchas generaciones, hasta hace bien poco, la apedreaban y meaban, como si se tratara de un rito, tradición inculcada por los antepasados ante todo lo que significara paganismo, y para mayor mofa lleva el mote despectivo de "La Muerte Pelona". La figura antropomorfa que se ha grabado en la piedra representa, según las últimas investigaciones del historiador José María Domínguez, un danzante tocado con una especie de ros, sombrero de picos o montera; parece adivinarse los brazos que sujetan con sus manos dos palos, y viste una falda o enagüilla que llega hasta las rodillas, fuertemente almidonada para que el vuelo sea más amplio, y sus piernas ligeramente curvadas, distinguiéndose claramente los pies descalzos que bailan de puntillas, lo que nos hace interpretar como el ejecutor de una danza de paloteo y, por consiguiente, es la primera representación de este tipo que conocemos.






Otro grabado rupestre se halla en la parte baja, junto al abside que, según el autor mencionado, la figura presenta el perfil de un diábolo, grabado esquemático de una figura humana femenina, que cabe datarse como de la Edad del Bronce Final, es decir, de una fecha que ronda en torno al siglo VIII antes de Cristo.






También en las caras norte y sur de la iglesia se observan en la parte alta sendos fragmentos de mármol blanco, decorados con una orla de ovas y contarios, de origen romano.






Además, se han recogido en la dehesa boyal trozos de cerámica, “tégulas”, molinos de mano incompletos, piedras con inscripciones, como la losa encontrada por Marcos Manzano, de carácter funerario, grabada a finales del siglo II o principios del III, cuya traducción dice: “A Lucio… Su hijo Camalo, Pinara y Apana, hijas de Lucio y su mujer Pisira, (hija) de Boutio y su madre Cabura, hija de Cenón, procuraron hacerlo” (V. La Micaela Nº 86); y se sabe de alguna tumba excavada en la roca. Todos estos hallazgos nos muestran la existencia de alguna villa romana en las proximidades del pueblo.






En el mantel derecho del escudo se ha representado en campo de oro una banda de sable, que son las armas de don Gutierre de Carvajal, Obispo de Plasencía, el cual durante su episcopado (1.524‑1.559) reconstruyó el templo parroquial de la Villa, su principal obra de arte, como lo demuestra el escudo del Obispo esculpido y policromado en la gran clave de la bóveda de crucería que cubre la capilla mayor.






Parece ser que la iglesia se construyó sobre los muros existentes del templo primitivo que data aproximadamente del siglo XIV, como puede apreciarse claramente en el muro occidental, por encima del rosetón: la diferencia de mampostería en la zona superior de la pared, nos da a entender que la iglesia fue elevada en tiempos del famoso Obispo‑ Arquitecto. También en la torre se observa un segundo cuerpo de ladrillo, posterior al resto de la fábrica, construida de piedra y donde se perciben tres vanos cegados que originariamente alojaron las campanas.






Sin duda alguna podemos afirmar que el grandioso templo parroquial, declarado Monumento Histórico‑ Artístico el 13 de Diciembre de 1.979, es una "joya real". como canta la “Jotilla de Tejeda”.






La planta de la iglesia es de única y espaciosa nave, diferenciada en dos cuerpos de los cuales uno corresponde a la capilla mayor, de bóveda de piedra con nervaduras de lo mismo, y el otro, correspondiente a los fieles; separados ambos por un arco toral de piedra de sillería de ocho metros de luz. La parte de los fieles está dividida por cuatro arcos ojivales de 9,90 metros de luz que sostienen el artesonado de madera de la techumbre. La superficie de su interior es de 35 metros de largo por 11 m. de ancho; la altura de la nave sobrepasa los 15 metros.






El templo con su ábside poligonal (cinco lados), los altos muros, los contrafuertes, el original rosetón con una estrella de cinco puntas que representan las cinco extremidades del hombre: la cabeza, los dos brazos y las dos piernas, también, sus cinco sentidos (no podemos confundir con la estrella de David de seis puntas), formado por tracerías de piedra, y la esbelta torre o campanario constituye un espléndido monumento pétreo.






En el interior de la iglesia se conserva el bello retablo mayor: esta extraordinaria






Obra se remonta al año 1.568. De estilo plateresco, de cinco órdenes: tres de imaginería y dos de tableros de pincel. Los autores de las tallas fueron los entalladores placentinos Francisco y Baltasar García. El pintor de Plasencia Antonio Pérez de Cervera, hermano de Diego Pérez, pintó la tabla de San Miguel, y puede que también los otros cinco cuadros, ya que según el profesor Montero Aparicio "por el análisis estilístico parecen corresponder todos a un mismo autor. Estos dos hermanos y el célebre Luis de Morales fueron los autores de las tablas del retablo mayor de San Martín de Plasencia.






Sobre los retablos de las iglesias de la comarca de La Vera, escribe Domingo Montero Aparicio: "Casi todos los conservados son obras de segunda categoría a excepcíón del mayor de Tejeda, uno de los mejores de su estilo en Extremadura y el único existente de los retablos mayores del XVI que figuraban en los Inventarios de ese siglo".






Además de otras imágenes de gran valor del siglo XVI, principios del XVII, guarda un preciado tesoro, una talla pequeña de 60 cm. de influencia románica, procedente de una vieja ermita, bajo la advocaci6n de Nuestra Señora de la Torre, que según el profesor citado "podemos considerarla como una de las mejores obras de su género en la región extremeña y, desde luego, la más antigua escultura exenta de la comarca de La Vera".






La ermita se halla situada en un asentamiento primitivo, distante una legua, donde se celebraba romería todos los lunes de Pascua; actualmente permanece convertida en una casa de heno.






Cuenta la leyenda que la imagen fue descubierta por un toro que pastaba en aquellos parajes, y que solía alejarse diariamente de la vacada siguiendo siempre una misma y extraña direcci6n. Un día el vaquero decidió seguirlo y cuál no sería su sorpresa cuando vio que el animal se hallaba reclinado ante la Virgen que había desenterrado junto al tronco de un roble. Otra leyenda, menos extendida, narra que fue encontrada por un labriego mientras araba con la yunta de bueyes. Pero lo más fácil es que fuera enterrada cuando la invasión de los musulmanes, para evitar que fuera profanada por los sarracenos.






Esta imagen ha sido restaurada en el año 1.989 en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla por el catedrático de restauración D. Francisco Arquillo Torres, que anteriormente había restaurado la Virgen de Guadalupe y La Macarena entre las tallas más conocidas.






El Profesor ha elogiado en gran medida la obra de arte, y ha manifestado que en su opinión se trata de una de las imágenes, dada su antigüedad del siglo XII, más valiosa y que mejor conserva su primera policromía. Para mayor sorpresa y misterio, el catedrático admitió que el rostro de la Virgen era moreno; pero que había conservado la policromía actual por respeto a la devoción y veneración de los fieles tejedanos.






En el mantel izquierdo se muestra las armas de los Vera: Veros en ondas de plata y azur, escudo de Doña Catalina Antonia de Vera y Tovar, Condesa de la Roca, Vizcondesa de Sierrabrava y Señora de TEJEDA.






Un hecho trascendental para la Villa acaeció en la segunda mitad del siglo XVII. En esta centuria como consecuencia de las enormes necesidades de la Corona a causa de las guerras y debido a la crisis de la Monarquía de los Austria, se va a producir un importante tránsito de aldeas y lugares de realengo a la condición de villas señoriales a cambio de fuertes sumas de dinero, volviéndose a una nueva feudalización.






Así el 28 de Abril del año 1.656 Doña Catalina Antonia de Vera y Tovar, Dama de la Reina (aún no había heredado el título de Condesa), compró a su Majestad Felipe IV la Jurisdicción, Señorío y Vasallaje del lugar de Texeda, como se lee en el manuscrito de compra‑ venta que se conserva en el Archivo General de Simancas, por la cantidad de 7.5049849 maravedís de vellón, con esta venta TEJEDA adquiere el privilegio de Villazgo; antes era aldea o lugar, población sin jurisdicción y sin privilegios. Y para mostrar su poder de Jurisdicción Propia manda "poner y pongan en el dicho lugar orca: picota, cuchillo, cárcel, cepo, azote y las demás insignias de jurisdicci6n que para ello fueren necesarios".






La Picota, conocida popularmente por la Micaela, tal vez, debido a una derivación femenina del nombre latino Michael (Micael), que significa Miguel, Patrón del pueblo, San Miguel, se ha mantenido en pie en la plaza que llaman "El Rollo", en la Antigua Plaza de la Villa, hasta el año 1.925 que fue destruido por mandato de un alcalde durante la Dictadura del General Primo de Rivera.






La Condesa muere el 12 de Septiembre de 1.685, como reza la partida de defunción que ha trascrito José Miguel de Mayorazgo y Lodo, Conde de los Acevedos. Diez días antes, testó ante Juan Novoa, escribano real, "estando achacosa, pero en mi juicio y entendimiento natural", como ella misma acepta. Después de referirse a distintas encomiendas escribe: "Y usando de la facultad que tengo, desde ahora doy por libre de dicho Señorío y Vasallaje a dicha mi villa de TEJEDA y a todos los vecinos de ella para que por sí se gobiernen y rijan, porque no quiero que tengan otro dueño, no siéndolo yo".






Este gesto propio de su nobleza ha sido grabado en mármol en la Plaza Mayor por sus vasallos, cuando hace unos años se conmemoró el tercer centenario de la liberación de la Villa.






Otro hecho que es necesario reseñar para comprender la Historia de Tejeda tuvo lugar en el Parque de Monfragüe, único espacio natural protegido de Extremadura, en la pequeña ermita que se construyó al lado poniente del castillo. A los pies de la Virgen se conservan unos hermosos azulejos talaveranos que decoran el frontal del altar, y a ambos lados, en la parte inferior, figuran sendos medallones, y dentro una escritura de mayúsculas, enlazadas aquellas letras que tienen algún trazo común: en el letrero de la izquierda nos parece escuchar el clamor de nuestros antepasados que nos recuerdan “ESTE FRONTAL ICIERON DE LIMOSNAS”, y las últimas palabras que con orgullo y honor tatuaremos en lo mejor de nuestros cuerpos “LOS DEBOTOS DE






LA BILLA DE TEIEDA ‑ 1.685”.






Leyenda Urbana






Se dice que un toro pasaba en el que hoy es la deesa de paniagüa y solía alejarse de la vacada siguiendo siempre la misma dirección esto llamó la atención del vaquero, que decidión seguirle, tal fué su sorpresa que encontró al toro que permaneciá inclinando sobre la talla de una virgen que él mismo había desterrados.

AYUNTAMIENTO


En el dintel de la puerta de entrada del Ayuntamiento se han redescubierto recientemente las letras que permanecían grabadas en la piedra.

Vamos a dar una lectura de estas palabras:

La primera letra que vemos es una “S” y formará palabra con la vocal “E” que debe encontrarse encalada a la izquierda; este vocablo anuncia a los vecinos y, sobre todo, a los forasteros lo que "ES” el edificio que tienen delante.

Como si se tratara de dos puntos, el cantero ha grabado una cruz de Malta (o de Santiago).

Sigue una palabra que desconocemos casi por completo su signifícado, “POSITO”. Ayudado de la Enciclopedia Espasa‑ Calpe daremos la definición y aclararemos este concepto: "Casa en que se guarda la cantidad de trigo que en las ciudades, villas y lugares se tiene de repuesto y prevención.

"Es una institución de carácter municipal, de origen medieval. Se sabe que el Cardenal Cisneros fundó algunos, y que la primera legislación completa sobre ellos data de tiempos de Felipe II (1.584).

Eran los pósitos unos graneros, especialmente de trigo, con el objeto de abastecer de pan al público en las épocas de carestía, y para prestar el grano a los labradores tanto para la siembra como para el consumo en los meses de mayor escasez; librándolos así de caer en la guerra de la usura. Era un medio eficaz para precaverse contra las malas cosechas, el acaparamiento y los altos precios.

Para confirmar esta literatura, nos valemos de un manuscrito sobre TEJEDA de 1.791 donde se lee: "En este pueblo hay un pósíto y sus fondos ascienden en el presente año a doscientas cuarenta y ocho fanegas, once celemines y un cuartillo de trigo las cuales se hallan repartidas a labradores para sembrar y cinco mil noventa y ocho reales en dinero con los cuales se compra trigo para amasar y surtir de pan el pueblo."

Vemos que el pósito cumple la doble finalidad expuesta: el de hacer préstamos y atender al panadeo.

Bueno también será recordar la merecida fama que hasta hace poco tenía TEJEDA de producir trigo en abundancia para abastecer a propios que amasaban el pan para varios días en sus mismas casas, y surtir a otros pueblos de La Vera.

La conjunción “Y” nos dice que allí además se administraban las casas que pertenecían al Ayuntamiento.

Estas casas a las que se refiere la inscripción, suponemos que se tratarían, además del propio Ayutamiento, de "una casa fragua, matadero y corral de concejo" (aún se mantiene el Corral‑ Concejo), como dice un manuscrito fechado en la Villa de TEJEDA a trece días del mes de Febrero del año de mil setecientos cincuenta y tres (1.753).

Nos queda por comentar la fecha marcada "AÑO DE (letras enlazadas) 1786", dato que no hemos podido estudiar, aunque lo más normal es que se trate del año de la construcción del edificio; justamente era la época de mayor auge de los pósitos, que se sitúa en la segunda mitad del siglo XVIII. Pero puede también que por aquella fecha se ampliara y reconstruyera el viejo Ayuntamiento; y nos aventuramos a confirmar esto basándonos en el año grabado en otra piedra colocada en el rellano que hacen los peldaños que suben hacia la puerta, marca la fecha del "AÑO DE 1.756 ó 1.736, piedra que sería el dintel del ventanuco del calabozo que fuera de un primitivo Ayuntamiento; es suficiente observar los tres huecos dejados por los barrotes, en la cara interior de la piedra.

MONUMENTOS



  • Iglesia de San Miguel Arcangel, del Siglo XVI, q es un Monumento Histórico Artístico




  • Ermita del Santo Cristo


  • Ermita de San Sebastián

COSTUMBRES

Era costumbre de antaño hacer coincidir con las fiestas de San Miguel la celebración de muchas bodas en la Villa de Tejeda.ECHAR EL VINO.
Uno de los primeros requisitos para mocearse y poder echarse novia consistía en una especie de ceremonia o rito que protagonizaba la cuadrilla de los mozos viejos. Era necesario que el joven "echara el vino"; le cobraban una media arroba y un paquete de tabaco y papel que llevaba a la Plaza Mayor.
Para juntarse todos los mozos tocaban al atardecer un caracol muy grande que se escuchaba en todo el pueblo; mientras se iba formando el corro, los mas pequeños se entrometían y los mozos para ahuyentarlos los pegaban con el cinto o la correa por meterse donde no los llamaban. Según llegaban preguntaban: ¿Quien ha echado el vino? ¡Fulano! Pues ¡bienvenido sea!. Una vez dispuestos en corro, el "alcalde de los mozos", que siempre era el mas viejo, y el nuevo, que hacia de "alguacil", colocados en el centro, repartían como una jarrita a cada uno y mientras bebían y fumaban el "alcalde de los mozos" daba a saber quien echaba el vino. Con aquellos saludos de bienvenida y brindis en su honor, el muchacho (16-17 años) se convertía en mozo hecho y derecho. Ya podía, desde esa noche, rondar a las mozas, pretender a una joven con el propósito de ser novios, acudir a las reuniones de los mozos para acordar el toro, los bailes y otros festejos de San Miguel....
EL RAMO DE LA NOVIA
Cuando el mozo tenía novia, existía la costumbre a principios de siglo de regalar a la joven un ramo de flores, confeccionado primorosamente por algunas mujeres del pueblo, que dejaba en la ventana de la casa. Si la noviería estaba aceptada no solo por la novia, sino también por toda la familia, no había ningún impedimento para que el novio se acercara a la ventana y depositara el ramo de flores; daba unos golpes en la misma, y la novia, que estaba esperando, lo recogía con agrado. Era un encuentro amoroso de unos novios que platicaban durante horas y a veces hasta el amanecer sin ningún inconveniente por parte de la juventud. Si se trataba de una noviería que estaba formalizándose, el mozo acudía a la cita llevando el ramo que colocaba en la ventana, y a continuación, sin perder de vista el ramo, pasaba delante de la casa lanzando silbos y canciones de amores a la novia. De esta manera acreditaba que él era el dueño de rondar la calle. La novia salía al reclamo, recogía las flores manteniendo unos momentos de plática, y se retiraba de inmediato para no ser descubiertos por la familia. Cuando la novia por cualquier impedimento no podía recogerlo, el mozo cesaba en su ronda, buscaba un rincón oculto y esperaba vigilando desde su escondrijo. O tal vez pudiera decirse que velaba armado; puestos que por aquellos tiempos todos los hombres gastaban una faja ancha liada al vientre y a los riñones de uno o dos metros de larga que usaba, entre otros cometidos, y sobre todo en este caso, como precaución, para guardar en ella varias piedras y un cuchillo, un puñal o una pistola. Era frecuente que la novia contara con más de un pretendiente que al sentir las canciones acudía al lugar de la cita, dispuesto a retirar el ramo de la ventana; pero cuando el otro se percataba de la presencia del intruso, se iniciaba un recia pedrea por ambas partes. Una vez que las pedradas cesaban, el rival se retiraba, ya que su propósito era hacer acto de presencia para indicar al novio que la moza tenía otro galán, que no le sería tan fácil la conquista. El mozo continuaba vigilando hasta despuntar el alba, y se marchaba dejando el ramo en la ventana. Por la mañana, la familia recogía el ramo, y los padres le preguntaban a la hija por el mozo que lo había puesto; si era de su gusto, le dejaban el ramo para que lo guardara y siguieran las relaciones; si no era de su agrado, los padres lo rompían y lo tiraban a la calle. Con este gesto despreciativo el joven comprendía que no era grato a los ojos de la familia, y tenía que romper sus relaciones con la muchacha.
COBRAR EL PISO
Hacia los primeros lustros del siglo era frecuente la endogamia que no permitía la intrusión de los forasteros, y cuando alguno se echaba novia en el pueblo, una comisión de tres mozos viejos le pedían "el piso", que consistía en hacerle pagar una arroba de vino. Era una forma de solventar con los mozos era usurpación de la mujer que teóricamente les correspondía; además también servía para confirmar el noviazgo en el pueblo. Si al forastero no pagaba, no le dejaban ver a la novia, y le tiraban al pilón.
LA ENTRADA EN CASA
Otro paso importante y definitivo era la entrada en casa. El novio para establecer relaciones serias tenía que pedir la entrada en la casa de los padres de la novia. Se le recibía en la cocina, que era el sitio de costumbre; el novio entendía que era bien acogido cuando el futuro suegro le ofrecía la petaca y fumaban un pitillo mientras charlaban de su pretensiones. A partir de aquella noche, tenía la entrada libre para venir a buscar a la novia.
LA BODA
Tres semanas antes de casarse los novios, se leían las amonestaciones en la Iglesia, lo que suponía un gran día de fiesta. La víspera se solía avisar a los familiares y amigos; se decía: "Que mañana me amonesto y quiero que me des la enhorabuena". Al día siguiente el convidado tenía la obligación de tomar los dulces y respondía: "Que sea en buena hora y se cumpla lo que se desea". En aquellos tiempos las bodas eran muy alegres, y se organizaban fiestas y comidas por todo lo alto; desde el convite que daban los padrinos a base de buñuelos de chocolate, hasta la ronda que alegraba a todos los invitados y demás vecinos. Llegaban acompañados de los novios hasta la casa de los padres del novio que salían a recibir a la nuera como si se tratara de una hija. La ceremonia se celebraba con misa cantada, a la que asistían los novios e invitados con sus mejores galas; el traje del novio era de paño negro y sombrero del mismo color, la novia lucía un vestido negro de calle que contrastaba con el blanco de su ramo de azahar; las más adineradas portaban un vestido largo y de color blanco. Después de los esponsales la novia mantenía la costumbre de adornar el altar de la Purísima con su ramo. Luego, la comida que era fenomenal y abundante, con un plato fuerte principalmente de carne a la caldereta y toda clase de dulces, como las tradicionales perrunillas. Al final del suculento banquete, aún hoy se conserva esta costumbre, los invitados en una bandeja entregaban a los recién casados la "espiga", normalmente dinero, para que les ayuda a emprender la nueva vida.
"LA PEHCÁ"
Los mozos tenían derecho a la "pehcá" que consistía en un pieza de bacalao y una botella de vino. Aquella noche de boda, en la luna de miel, cuando los novios estaban acostados, llegaban los mozos que no habían sido invitados y les pedían la bacalá; por la ventana el novio les entregaba la "pehcá" y el vino que se lo tomaban en la Plaza Mayor y brindaban por los recién casados para desearles buena suerte y felicidad. La ronda seguía toda la noche hasta la mañana siguiente que se celebraba la tornaboda.

SENDERISMO


  • Dehesa Boyal: Paraje característico de las inmediaciones de Tejeda, con bosques de encinas, alcornoques y robles.
  • Garganta de tejeda

viernes, 27 de febrero de 2009

TURISMO

Dónde comer

Hostal-Restaurante Los Rosales Su cocina típica verata presenta como especialidad el cochinillo al ajillo, el cochinillo asado, la caldereta extremeña y las carnes asadas.Carretera de Plasencia, 14. Tlf. 927469027.







Bar Chinato Su especialidad es el rabo esfofado y dispone de aperitivos típicos y licores de la Comarca de la Ver

Bar Ramonín Sus especialidades son el magro de cerdo a la brasa y el cochinillo asado. Tlf. 927469112.Productos Típicos Panadería y bollería Gómez: Elaboración de pan de leña y perrunillas tradicionales.

Donde dormir

Hostal-Restaurante Los Rosales Dispone de amplios salones para celebraciones; servicio de cafetería-restaurante y cuenta con diez habitaciones dobles con baño completo, calefacción y aire acondicionado.
Hostal - 1* - Precio medio:
Ctra. Plasencia, 14 10420 Tejeda de Tietar
Tlfnos: 927469027 Fax:
E-Mail: Web: http://www.losrosales.com/


Casa Rural La Vallejera Dispone de seis habitaciones dobles, salón social. Comidas por encargo.Carretera de Plasencia. Tlf 927194121





Hotel rural Hojaranzos






Precio medio:
Ctra. Plasencia s/n 10420 Tejeda de Ti�tar
Tlfnos: 927469381 Fax:
E-Mail: hojaranzos@hotmail.com Web: http://www.hojaranzos.com/

Casa de Los Pescadores :

Casa Rural - Media - Precio medio: M�s de 50 �
C/ de la Fuente, 35 10420 Tejeda de Ti�tar
Tlfnos: 927469439 Fax:
E-Mail: Web: http://www.antiguacasapescadores.es/acasapescadores.es/



Qué Visitar

Iglesia Parroquial de San Miguel Monumento histórico-artístico, data del siglo XVI.



Ermita del Santísimo Cristo Data del siglo XVII.

Ermita de San Sebastián Data del siglo XVII.

Enclaves

Garganta de Tejeda








Dehesa Boyal

Paraje característico de las inmediaciones de Tejeda, con bosques de encinas, alcornoques y robles